Los libros proceden de los libros

Esto hubiese ido de Faulkner si no hubiesen ganado Roth, Camus y Defoe. Es una entrada informativa, una nota-descubrimiento o nota-revelación, como ustedes prefieran, donde se refuta uno de mis lemas favoritos: «Los libros proceden de los libros».

El martes visité la biblioteca pública y en la vitrina de novedades estaban expuestos los dos volúmenes de Las manos de los maestros. Ensayos selectos, de Coetzee (por cierto, me gusta mucho las portadas que ha diseñado Javier Jaén). Me llevé uno, por probar, por saltarme la lista de lectura que configuro cada dos meses y que es la lista más inútil que hago al mes. No me sirve para nada. Comencé a leerlo nada más llegar a casa y ya terminado recomendaría los artículos de los hotentotes, «La ociosidad en Sudáfrica», el titulado «William Faulkner y sus biógrafos» y este que traigo hoy, el décimo, que se titula «Philip Roth y su crónica de la plaga», donde Coetzee analiza, comparando con dos obras, Némesis Elegía. Muy buenos los tres. Gozo. Bueno, también gocé con el titulado «Leer a Gerald Murnane», que ha sido todo un descubrimiento. Coetzee lector me parece superior al Coetzee escritor. No lo digan muy alto.

En las páginas 184 y siguientes Coetzee demuestra cómo Diario del año de la peste de Defoe, que conocía Albert Camus antes de escribir La peste, llega hasta Roth así:

En una entrevista de 2008, Philip Roth mencionaba que había estado releyendo La peste, de Camus. Dos años más tarde publicaba Némesis, una obra de ficción ambientada en Newark en el verano de la polio de 1944 (diecinueve mil casos en todo el país), situándose así en la tradición de escritores que habían usado el concepto de la plaga para explorar la tenacidad de los seres humanos y la durabilidad de sus instituciones bajo el ataque de una fuerza mortal, invisible e inescrutable. En este sentido —tal como comprenden Defoe, Camus y Roth—, la plaga no es más que una intensificación de la condición de la mortalidad.

Y de esta singular manera alimento mi plan de lecturas. La experiencia puede ser muy satisfactoria si leo los tres libros, uno detrás de otro, casi otra vez. Némesis no la leí, La peste creo que la he leído, sí, eso creo, y Diario de la peste…, ¡no la he leído! «Los libros proceden de los libros», refutamos.

Diario del año de la peste (1722)–>La peste (1947)–>Némesis (2010)

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