Para ser novelista, despidan a esos desgraciados

El departamento de compras del blog ha adquirido recientemente los siguientes libros. Próximamente entrarán en cola de lectura y relectura. Copiamos y pegamos parte del texto de las contraportadas porque las chicas de marketing nos lo sugieren de ese modo y nosotros, los redactores, seguimos instrucciones. Las chicas de marketing son las chicas de marketing.

¡Despidan a esos desgraciados!, de Jack Green. Editado en Alpha Decay. Traducido por Rubén Martín Giraldez. Prologado por José Luis Amores.

¡Despidan a esos desgraciados! es una diatriba por entregas que corresponde a los números 12 a 14 del fanzine newspaper (1962), en los que se repasaba ferozmente cada una de las reseñas que suscitó en la prensa la aparición en 1955 de la primera novela de William Gaddis: Los reconocimientos. Uno a uno, Green examina las manifestaciones de aquellos reseñistas que, a su juicio, obviaron la lectura del libro del que hablaban; desgrana una teoría malhumorada y sin ínfulas según la cual la opinión Equivocada y Unánime (histórica) puede proceder de una mala lectura, pero nunca debe derivar de la omisión de esa lectura. Preguntas pertinentes a todas las épocas: ¿Se reseñan libros que no se han leído? ¿Se escribe lo que de ninguna manera se opina? ¿Decimos que entendemos lo que no entendemos?

Para ser novelista, de John Gardner. Editado por Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja. Traducido por Víctor Conill. Prologado por Raymond Carver.

Después de más de veinte años de dar lecturas y conferencias, y de visitar asiduamente las clases de escritura creativa, ya sé qué debo esperar que me pregunten en el inevitable turno de preguntas: cosas que a primera vista parecen de mera cortesía («¿Escribe con lápiz, con bolígrafo o con máquina de escribir?»); cuestiones profesionales y cargadas del interés profesional («¿Considera importante que el futuro novelista tenga un conocimiento amplio de los clásicos?»); y otras tímidas y serias, hechas como si fueran cuestiones de vida o muerte, lo que podrían muy bien ser para quien las pregunta, tales como :»Cómo puedo saber si soy o no escritor?». Este libro reúne las respuestas a las preguntas que considero serias, incluidas algunas que considero más que serias de lo que puedan parecer al principio (…) Este libro es para el novelista que ya ha llegado a la conclusión de que es mucho más satisfactorio escribir bien que escribir sólo lo suficientemente bien como para poder llegar a publicar. (…) Mi intención es hablar de las preocupaciones del novelista principiante y librarle de ellas en la medida de lo posible.

 Seurat, de Catherine Grenier. Editado por Akal. Traducido por Gloria Cué.

Sin texto de contraportada. Me gusta Seurat. Anótenlo. A mis hijos también.

Extraje este texto de la introducción:

Desde un primer momento, Seurat aplica las teorías científicas aplicadas al arte, cuyo desarrollo sigue atentamente. En esta contribución científica encuentra respuestas prácticas para su exigencias estéticas, que evolucionarán a lo largo de su carrera. Al igual que los Impresionistas, que habían aportado soluciones intuitivas, Seurat aborda el problema de la traducción de las sensaciones ópticas y se interesa por la ley de los complementarios, ligada a la división de los tonos. Después de haber leído a Sutter, consigue la Teoría Científica de los colores de Ogden Nicholas Rood, recién traducida; descubre los experimentos de Maxwell y sus discos policromos, y las de Dove y Bruke sobre el color y la luz; estudia la teoría de Helmhotz sobre la sensibilidad del ojo y lee la Teoría de los colores de Chevreul, al que visita con Signac.

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