
Hacen falta más figuras literarias en los libros que se editan de la manera más tradicional y del modo más amazónico: el autoeditado. Muchas más. Sin figuras literarias no hay figuras literarias (otra figura literaria.)
Por eso cuesta tanto destacar. Por eso, para qué les voy a engañar. No he leído las setenta mil novedades anuales de este año. Ni Dios.
Escritor, ¿sabes escribir? ¿Sabes usar las herramientas literarias, estilísticas, las herramientas del lenguaje que te ayudan a contar esa historia con personalidad? ¿O te dedicas a redactar —que nunca es contar— y a poner puntos y aparte como el jardinero plantones de temporada en los jardines de tu calle? Pues yo creo firmemente y de pie que esa es una de las razones por las que todo el mundo escribe. Porque es fácil contar historias sin figuras literarias que hacen literatura y porque ¿quién no tiene un ordenador y un ratito al día? Por eso hay 700 000 títulos en Amazon. ¿Por qué si no? Porque los estándares de la calidad literaria se han rebajado a ese nivel, a ese nivel donde la retórica está con signo negativo. Ah, sí, perdona. Ahora me vienes con la preguntita del millón: ¿qué es la calidad literaria? «La calidad literaria soy yo.», dices. Pero escucha, amigo: ¿es la calidad literaria lo que más se lee? NO. Y te hago daño cuando te contesto así. NO, lo que más se vende, lo que más se lee NO suele ser calidad porque el sustantivo «calidad» viene de cualidad y cualidad no es sinónimo de cantidad lo que no significa que mucha cantidad esté falta de calidad. No, por favor. Por eso destacar es difícil, o muy difícil. Porque hay mucho común y poco propio y sobre todo, sobre todo, pocas figuras literarias escritas y en persona. Por hoy las editoriales publican, y han dejado de editan. Solo algunas sobreviven. Tienen que comer, como defecar.
Adiós.