La IA no lleva consigo el mundo

Es fruto de la imaginación idear una historia donde los protagonistas están vigilados por un dron, como sucede en Persianas metálicas, de Marta Sanz. Imaginen que sucede. Imaginen que un día, el año que viene, por ejemplo, en vez de estar vigilados por nuestros ángeles de la guarda estuviésemos atendidos, hasta en nuestros momentos más íntimos, por un dron con luz y cámara. Un dron que abasteciese de datos y más datos a una inteligencia artificial. Me hizo pensar el dron.

La novela de Marta Sanz atisba las consecuencias que podríamos sufrir si nos sometemos al dominio de las inteligencias artificiales, desde la IA hasta Siri, Alexa y Cortana. Es una novela crítica, dice Adriana Bertorelli en ‘La Lectura’, porque muestra cómo estas inteligencias pueden disipar al final, incluso mitigar y hacer desaparecer, las relaciones sociales y familiares.

Pero pienso rápidamente: ¿podría la inteligencia artificial hacer como su interlocutor, evadirse mientras este está hablando de macarrones, recreando en su cabeza una situación ajena y distante a la que discute —que si al pesto o con tomate—, idílica y placentera? ¿Puede la inteligencia artificial hablar de macarrones con un cocinero y a la misma vez imaginarse tumbada al sol en una playa de Huelva?

Sigo pensando que las inteligencias artificiales están limitadas. Por naturaleza, topadas. Serían incapaces de procesar enunciados tan afines a nuestra inteligencia como “en la memoria nadie muere” (Benjamin) o incluso oraciones rebosantes de ironía como las que utiliza para expresarse un personaje de Ginzburg: “el ojo es delicado y el escupitajo salado, recuerda”. Incapaces.

La inteligencia artificial no sabría pensar dos cosas a la vez y contrarias, es decir, no sabría, por ejemplo, escribir una reseña elogiosa y positiva sobre un libro y pensar, mientras la escribe, que el libro que acaba de leer es un auténtico tostón. No sabe ser hipócrita, no tiene capacidad para imaginar al mismo tiempo esas dos hipotéticas situaciones, por lo que quien tiene capacidad de imaginar deja de ser ingenuo y quien no es capaz, quien no tiene esa capacidad es en realidad un bobo. ¿Es la inteligencia artificial boba?

La imaginación nos ofrece cualquier mundo. La inteligencia artificial no. La saga / fuga de J. B. nos lo recuerda:

Dicen también que el hombre es el único animal que puede cambiar de patria y de paisaje, vivir no importa dónde, porque lleva consigo el mundo.

Un narrador de La saga / fuga de J. B.
Foto de IG: @natgeoesp 
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