La técnica del crítico

Ayer estuve a punto de crear un blog titulado “Reseñismo crítico” cuando leí este párrafo de Trayecto. Un recorrido crítico por la reciente narrativa española, publicado por Ignacio Echevarría en mayo de 2005:

Pues mantengo que el delicado equilibrio de intereses (culturales y públicos, pero también comerciales y particulares) que hace posible la existencia de la crítica ha sufrido, en los quince años en que yo he ejercido el reseñismo literario, un deterioro progresivo, en los últimos años galopante. Lo cual no implica que el reseñismo crítico no sea posible, sino que las condiciones de su posibilidad son cada vez más difíciles y extremas.

Pero me contuve. Apacigüé mi reacción. Iniciar un blog cuesta mucho tiempo. Mantenerlo, ni te cuento. Eso sí, es una magnífica herramienta para desarrollar una afición. Y he de reconocerlo: la crítica literaria me resulta atractiva, cada día más. Además, desde que he empezado a colaborar en Zenda, se ha liberado un resorte. Pero tengo este blog desde hace mucho tiempo, aunque es bastante misceláneo, y voy a tratar de encarrilarlo creando una nueva categoría para archivar todos los artículos relacionados con el reseñismo crítico, que es, desde mi punto de vista, el reseñismo más útil y más práctico y el que hoy más necesitamos como lectores distraídos.

Pero vamos al meollo y revelemos la finalidad de este texto, que no es otra que la de mostrar las trece tesis sobre la «técnica del crítico» que Walter Benjamin delimitó en Dirección única, joya a la que también se refiere Ignacio Echevarría cuando cuenta parte de la secuencia de su trifulca con Antonio Gala a raíz de mostrarle, vía reseña, su escaso aprecio por su El manuscrito carmesí.

Contra aquella crítica que le hizo Echevarría, Antonio Gala recurrió a las conclusiones de un crítico, que no nombra, para defenderse. Este decía:

La función crítica no puede existir, porque no existen patrones relativamente objetivos con que valorar una anarquía; casi lo único mensurable que queda es la originalidad, que nade está seguro […] de que sea un valor verdadero… Ya no es posible más actitud crítica que la devoción o la oposición: se aclama o se denigra con argumentos meramente personales. La otra –tan dogmática, tan judicial y tan inapelable– está muerta: te lo digo yo. Y no va a resucitar, porque el mundo al que ella se refería y en el que gobernaba, está aún más muerto que ella.

Pero este tipo de crítica necesita resucitar. Es en este momento cuando Echevarría recuerda el librito de Benjamin, y supone un magnífico contraargumento a lo que Gala le recriminaba:

La crítica es una cuestión de justa distancia. Se halla en casa en un mundo donde lo importante son las perspectivas y visiones de conjunto y en el que antes aún era posible adoptar un punto de vista. Entretanto, las cosas han arremetido con excesiva virulencia contra la sociedad humana. La «imparcialidad», la «mirada objetiva» se han convertido en mentiras, cuando no en la expresión, totalmente ingenua, de la pura y simple incompetencia. La mirada hoy por hoy más esencial, la mirada mercantil, que llega al corazón de las cosas, se llama publicidad.

Walter Benjamin en ‘Dirección única’

Walter Benjamin es rotundo. Tan rotundo que equiparaba en 1926 la «imparcialidad» y la «mirada objetiva», el quehacer de algunos periodistas, reseñistas y críticos como una simple labor publicitaria, donde solo se tejían mentiras con el único fin de vender un libro. Y claro, Echevarría raras veces se mostraba imparcial.

En el prólogo de Trayecto, Echevarría ponía fin a la diatriba con Gala invitándonos a que, si somos reseñistas, nos tatuásemos en la memoria las trece tesis que enumera Benjamin sobre «la técnica del crítico». Para exponerlas en el blog he recurrido a mi biblioteca digital rescatando Dirección única. Como este blog es, en realidad, un repositorio de textos, ideas y elucubraciones propias y ajenas, transcribo el texto para que esté disponible cuando lo necesite algún lector, incluso yo. Así pues, quede aquí tatuado:

NR. 13
I. Los libros y las prostitutas pueden llevarse a la cama.
II. Los libros y las prostitutas entrecruzan el tiempo. Dominan la noche como el día y el día como la noche.
III. Nadie nota en los libros ni en las prostitutas que los minutos les son preciosos. Solo al intimar un poco más con ellos, se advierte cuánta prisa tienen. No dejan de calcular mientras nosotros nos adentramos en ellos.
IV. Los libros y las prostitutas se han amado desde siempre con un amor desgraciado.
V. Los libros y las prostitutas tienen cada cual su tipo de hombres que viven de ellos y los atormentan. A los libros, los críticos.
VI. Los libros y las prostitutas en casa públicas… para estudiantes.
VII. Libros y prostitutas: raras veces verá su final quien los haya poseído. Suelen desaparecer antes de perecer.
VIII. Qué gustosa y embusteramente cuentan los libros y las prostitutas cómo han llegado a ser lo que son. En realidad, muchas veces ni ellos mismos se dan cuenta. Durante años se cede a todo «por amor», hasta que un buen día aparece en la calle convertido en un voluminoso «corpus» que se pone en venta, aquello que, «por amor a la causa», nunca había pasado de ser un vago proyecto.
IX. A los libros y a las prostitutas les gusta lucir el lomo cuando se exhiben.
X. Los libros y las prostitutas se multiplican mucho.
XI. Libros y prostitutas: «vieja beata –joven golfa–«. ¡De cuántos libros proscritos antaño no ha de aprender hoy la juventud!
XII. Los libros y las prostitutas ventilan sus discusiones en público.
XIII. Libros y prostitutas: las notas al pie de página son para aquellos lo que, para estas, los billetes ocultos en la media.

Walter Benjamin en ‘Dirección única’.

Adenda. En esta entrevista Echevarría hace referencia a cómo con la crítica a los libros de Gala y Dragó empezó su reseñismo crítico. Quince años después escribió la de Atxaga, que le hizo salir de ‘El País’,: https://www.jotdown.es/2020/01/ignacio-echevarria-todo-critico-que-no-admite-sus-limitaciones-como-lector-es-un-presuntuoso-un-arrogante/

Imagen de IG: @michi_kakutani

3 comentarios en “La técnica del crítico

  1. Perdóneme la intromisión. Quiero, además de otras lecturas de su entrada, comentar si no sería más propio usar recensor en vez de reseñista, palabra tan usada y aún no registrada, para el autor de reseñas o noticias literarias.

    Con respeto, le saludo. Gracias.

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    1. Intromisión ninguna. Efectivamente, la palabra reseñista no aparece en el DLE y sí recensor. No obstante, recensor tiene peores connotaciones que reseñista, creo. Reseñista es, además, un termino menos formal que recensor. La recensión, en definitiva, es la reseña de una obra literaria. Reseña y reseñismo son más amables que recensión y recensor. Quizá, hasta vocablos más modernos.
      Gracias por la observación, Aurelio

      Le gusta a 1 persona

      1. Agradezco su respuesta. Ignoro tales negativas connotaciones, si las hay, sin dejarlo en el olvido. De tanto ya que la encuentro le auguro un hueco en el diccionario. En fin, de nuevo, gracias por su respuesta.

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