Quería escribir algo, por escribir algo, así, sin más. Abro el editor de WordPress y escribo:

Dos libros sobre pájaros entran en la lista de los libros de marzo, aunque la lista de lectura sea otra, la que empieza con El desesperado, de Bloy (terminado ya), continúa con El sentido de un final, de Kermode, Un nuevo país al otro lado de la ventana, de Theodor Kallifatides, Fortuna, de Hernán Díaz (terminado ya), El canon occidental, de Bloom, la eterna La saga y la fuga de Torrente, Trayecto, de Echevarría y las Confesiones de san Agustín. La lista es esa, la que me obligo a seguir en marzo, sin saltarme ni colar a nadie. Así que Casa con dos puertas, mala es de guardar, de Calderón tiene que esperar.

Los dos libros de pájaros que han aparecido y que tantearé desideratas a la biblioteca son El arte de observar aves, escrito por Claire Thompson que llegó al cuaderno vía correo de Siruela; y Trapiello, que habló el otro día de una novela que iba sobre pájaros, que es de Care Santos y que se titula, por si te apetece enviármela, El loco de los pájaros. Es Trapiello quien la recomienda en el último número del suplemento ‘La Lectura’, que es un suplemento que en pdf gana mucho, más que en web, que ya no toleramos. Hasta te suscribes a Orbyt para leerlo como antes, como periódico. Hay que dejar de hacer scroll. Eso es una pesadilla, un tormento. El scroll y los anuncios, pesadilla papilla. Ilegibles.

Lo que tienen que hacer los periódicos digitales es transformarse en pdf. Todos. Me suscribiría a alguno más. Pagaría, incluso. No lo haré, así me aspen, en versión scroll. Lo que me sorprendió gratamente fue cómo hoy se pueden leer noticias como esta: «Nace Classpaper, la gran revista en papel del universo del lujo«. Del lujo, en papel, se comprende. Quiero ver un número. Envíamelo.

«Pasar estudiando quiero la edad que al día le falta», leo en un verso de Casa con dos puertas, mala es de guardar, de Calderón de la Barca. Ganas de comedia.