Dejo de recomendarte cuarenta y dos libros que no has leído en 2022, pero yo sí: ¡una lista menos!

Recomendar libros es una tontería. A estas conclusiones llega uno en la edad tardía. Dejé de recomendar libros hace muchos años. No recomiendo libros ni a mis alumnos. Eso sí, de vez en cuando cojo un libro de mi biblioteca y se lo dejo a fondo perdido a alguien porque me da la gana: los dos últimos que dejé de esta manera fueron El sentido del estilo, de Steve Pinker y La escuela no es un parque de atracciones de Gregorio Luri. Aún siguen por ahí. A mí lo que me gusta y a lo que me dedico es a leer y a hablar de lo que leo, en este caso a escribir en este blog sobre lo que leo, ¿dónde si no? Pero es que, además, la mejor manera que tiene una persona de elegir un libro es descubriéndolo. Casi sin plan para llegar a él. A mí siempre me ha funcionado. Y me arrepiento de muy pocas lecturas así fechas y cometidas. De hecho, y esto es una intimidad, esa es una de las razones por la que hoy soy profesor de Lengua Castellana y Literatura. Así de sencillo. La lectura me llevó a la docencia casi sin percatarme. Lo cuento de vez en cuando pero no me creen: soy profesor de Literatura porque me dediqué a leer por descubrimiento. Y bueno, siempre tuve la suerte de conocer y determinar el título y el autor de los fragmentos que seleccionaban para las pruebas de oposición. El año en que saqué la plaza supe comentar dos textos y desarrollar un tema sobre el ensayo en la literatura en treinta y seis carillas de folio. Eso también. Aunque a mí lo que me dio la plaza, estoy segurísimo, fue el análisis sintáctico que me cuajé de un párrafo sin comas ni puntos de Tiempo de silencio, de Martín Santos. Eso no se olvida. El canon es el canon y yo el canon de las obras de la oposición me lo tenía leído casi entero. En eso debe consistir la suerte, en que no te salga tema y consigas cuajártelo por haber leído de aquí y de allá y bueno, en acertar los textos porque los habías leído en una tarde de verano o Navidad. Suerte. Desde Martín Santos a César Vallejo. Es algo tan verosímil lo que me pasó con la lectura y la docencia que la gente piensa que es inverosímil. Y no. Así que hoy y siempre defenderé que leer y elegir libros por descubrimiento es la mejor opción que tiene una persona para nutrir su vida, su imaginación y su entorno, incluyendo a sus prójimos. Incluso para aislarse y comunicarse a la vez. De eso habla Anthony Storr en Soledad. La lectura es un elixir que suele proporcionar la dosis de soledad necesaria e imprescindible para continuar cuerdo en esta sociedad. Es como, y salvando la distancia que quieras, un soplo del Espíritu Santo. Ya, vale. Bueno, como me confieso cristiano menciono al Espíritu Santo sin sorna ni burla. Es el primer tropo que se me ha venido a la cabeza. Es tópico, pero me sirve ahora. Da igual si tienes o no tienes fe, da igual si eres ateo o agnóstico, si sabes guiñar un ojo sin cerrar el otro y viceversa; solo valer leer. Tú lee, no obstante, y así podrás llamarlo azar, albur o como serendipias te dé la gana sin problema. Leyendo tendrás la capacidad de encajar los golpes de la vida, de tener cintura y de reírte de ti y de los demás sin maldad y con cultura. Fin.

Seguro que te ha pasado. No lo puedes negar: la gente se pasa por el forro de los huevos lo que le sugieres para leer. Disculpen el registro prosaico, pero hoy es Nochevieja. Antes o después terminas desengañándote. Hay que dejar de recomendar libros. Propóntelo. Dedícate a leer y a hablar de lo que lees sin ninguna intención prescriptora. Lee y habla sobre lo leído, pero no le insinúes nada a nadie, por Dios, ni pongas en tu boca fórmulas del tipo: «tienes que leer este libro», «este libro te va a cambiar la vida», «no puedes morirte sin leer este libro», «si no lees esto no sabrás lo que es ficción en tu puñetera vida» y cosas del estilo, tan estúpidas y tópicas que es mejor, efectivamente, no leer lo que te recomiendan. Por eso, y esto es muy serio, no recomiendes nunca más un libro. Nunca más. Y si te preguntan, habla solo de lo que has leído. Porque el no va más de la idiotez e idiocia es recomendar libros sin haberlos leído. De estúpidos. Pero hay gente estúpida. Es de bambollas, como dicen en Baeza. No, por favor. Nadie va a leer lo que le recomiendes. Y menos si no lo has leído. La gente solo sabe imitar, emular, replicar comportamientos que ve bien, pero nunca sigue recomendaciones expresas de lectura. Más que comprobado. Evita perder el tiempo. La mejor opción para que una persona lea algo que le necesite es el descubrimiento ¡autónomo! Dejen ya de una vez en paz a la gente con tus recomendaciones.

La gente empieza a leer un determinado libro siempre por decisión propia y nunca porque alguien se lo haya recomendado. Bien, eso ya lo he escrito. Supongo, no sé, que alguien empieza a leer un libro porque lee una entrada de un blog como este donde se habla con cierta pasión de un título; o porque se cita con desafecto otro. Por ejemplo, si digo que Cicatriz de Sara Mesa es el libro más inverosímil que he leído este año, o incluso en mi vida y que me ha parecido un verdadero mojón, habrá individuos que quieran leerlo por eso mismo, para comprobar por sí mismos que es un libro de argumento inverosímil y mal terminado; o precipitadamente finiquitado. Tú no lo recomiendas, pero alguien decide leerlo justo por todo lo contrario. Suele pasar con frecuencia. Alguien decide leer lo contrario de lo que dices y escribes sobre un libro; es más frecuente de lo normal.

Por todo esto y más yo no recomiendo libros. A nadie. Ni a mis alumnos. No es broma. Oye, no sé si has leído La persona como centro, de Carl R. Rogers, pero seguro que estás de acuerdo con una de sus tesis: todo el mundo dispone de recursos mentales propios para decidir y darse de cuenta por sí mismo y él solo de cómo enfocar un asunto, de cómo solucionar un problema vital pequeño o importante. Solo y por sí mismo, sin los consejitos y pareceres de los demás. Todo el mundo, cuando toca cierto fondo, se percata de lo que ha hecho mal, y por sí mismo y solo se ve capacitado para ajustarse la vida y cambiar para bien. Por sí mismo, sin ayuda ni aconsejado por nadie. No des consejos. Esta es la tesis de Rogers, que comparto. Pues algo similar sucede con la lectura, con la decisión que toma una persona para leer un libro: las circunstancias que determinan la elección de un libro se parecen a eso de «los caminos de Dios son inexcrutables».

No les canso más. Les dejo con dos citas que encontré en el libro de Rogers y mi lista, que es la lista de libros que he leído este año por descubrimiento. No he seguido ninguna recomendación. No es soberbia, es buscar el gozo de la lectura por descubrimiento. Lo siento. Bueno, soy sincero; quizá haya alguno que haya leído porque me lo han metido en el bolsillo de la americana o por algún compromiso, pero aseguro que más del 90 % han sido lecturas por búsqueda y descubrimiento.

La idea de Rogers era sencilla, pero demoledora:

“La persona tiene dentro de sí suficientes recursos para la autocomprensión, para modificar su autoconcepto, sus actitudes y su comportamiento autodirigido.”

Carl R. Rogers en La persona como centro

Si a esta idea le unes la siguiente, seguro que algo prende en ti. Ahora solo queda mostrarte la lista de los libros. Si algún título se te insinúa o te hace tilín, pincha sobre su título y entérate de qué va. Quizá puedas cubrir una necesidad, descubrirlo. O no, y te envía en dirección contraria. De eso se trata, de que solo tú descubras tu siguiente lectura. Por cierto, esta otra cita de Lao-Tse también es chula:

“Si yo dejase de estorbar a las personas, ellas se ocuparían de sí mismas.”

Así que los libros que no te recomiendo, pero que leí en 2022, fueron cuarenta dos. Mi objetivo anual de lectura suele estar en torno a los cincuenta y tres, que es el número de semanas que tiene un año. Pienso que es un ritmo y un número de lecturas alcanzable por todo aquel que pretenda mantener su salud mental a raya y en positivo. Toma y lee:

1. La persona como centro, de Carl R. Rogers
2. Vidas baratas, de Alberto Olmos
3. Los peligros de la moralidad, de Pablo Malo
4. Cartas a un buscador de sí mismo, de Thoreau
5. Minimalismo digital, de Carl Newport. (Relectura)
6. Césped seco, de Joaquín Fabrellas
7. How to live, de Derek Sivers
8. El territorio, de Ali Hassan Montero
9. Saber hablar, de Antonio Briz
10. Diálogo con mi sombra, de Pedro Juan Gutiérrez. (Relectura)
11. Elogio del silencio, de Anselm Grün (Relectura)
12. Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson
13. Adiós, Mr. Chips, de James Hilton
14. Enfócate, de Cal Newport
15. El arte de la ficción, de James Salter
16. El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite (Relectura)
17. Cuadernos de todo, de Carmen Martín Gaite
18. Goodbye, Columbus, de Philip Roth
19. Los hechos, de Philip Roth (Relectura)
20. El sentido del estilo, de Steve Pinker (Relectura)
21. Hazte quien eres, de Jorge Freire
22. El camino de la vida, de Tolstói
23. De un experto en demoliciones, de Leon Bloy
24. Mis diarios, de Leon Bloy
25. La montaña de los siete círculos, de Thomas Merton
26. El artesano, de Richard Sennet
27. El libro de la escritura vital, de Manuel Pimentel
28. The Typewriter Revolution, de Richard Polt
29. Cuentos, de Ignacio Aldecoa
30. La mujer nueva, de Carmen Laforet
31. El experimento de Pott, de Pitigrilli
32. Las ciudades invisibles, de Italo Calvino
33. Las nuevas huellas de los íberos, de Pedro Javier Romero Cambra
34. Los domingos, de Guillem Martínez
35. Writing Down The Bones, de Natalie Goldberg
36. Pensativos, de Zena Hitz
37. Alma y la isla, de Mónica Rodríguez
38. Ilustrísimos señores, de Albino Luciani
39. Cicatriz, de Sara Mesa
40. Getting Started With an Antinet Zettelkasten, de Scott Scheper
41. La vida intelectual, de Sertinllanges
42. La carretera, de Cormac McCarthy

Si crees que debo leer algún libro y quieres enviármelo, eso sí, no te aseguro nada, y mucho menos que lo vaya a leer, puedes hacerlo a la siguiente dirección postal, que es un apartado donde recibo libros porque en el buzón de casa no caben. Si lo que deseas es escribirme una carta manuscrita contándome cómo eliges los libros que finalmente decides leer, bienvenida sea. Además, contesto siempre.

Ahora solo te deseo una feliz entrada de año y un próspero 2023. Recibe un abrazo, querido lector, querida lectora. Hasta el año que viene.

Toma nota de mi dirección: Bernardo Munuera Montero. Apartado de correos 119. 23080. Jaén.

Fotografías de mi biblioteca extraídas de la cuenta @sr_blumm en Instagram.

8 comentarios en “Dejo de recomendarte cuarenta y dos libros que no has leído en 2022, pero yo sí: ¡una lista menos!

    1. Substack me daba mucho curro. Era dividir fuerzas. Podría subir lo que aquí publico, pero es que el blog ha repuntado mucho últimamente y prefiero centrar mis esfuerzos y mi poco tiempo en algo concreto. ¿Cómo lo ves?

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  1. Me parece sensato, uno se va encontrando con la lectura, a veces por obligación, otras por satisfacer un capricho y otras tantas casi por accidente te tropiezas con «ese libro»; haciendo recuentro rápido me parece que estos últimos son los que más he disfrutado.

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