Con Twitter, Instagram y un móvil en el bolsillo, tantos no fueron los que leí en octubre. Solo tres, que enumero y me voy: terminé Ilustrísimos señores, de Albino Luciani, Cicatriz, de Sara Mesa y Alma y la vida¸ de Mónica Rodríguez, que fue XIII Premio Anaya.
Esta entrada no la voy a extender más. Eso sí, como el 25 de octubre cumplí años, me regalaron dos librazos que ocuparán, con lectura serena y reposada, los momentos más dulces de mis días: Las confesiones¸ de san Agustín, en una edición chulísima y bilingüe de BAC, y que ya he empezado a saborear y Una mentira que dice la verdad. Conferencias, ensayos, entrevistas y otros textos, de Juan Rulfo en la editorial RM. El prescriptor de este último libro fue un artículo de Manuel Lorente en La Lectura, que ofrezco aquí sin permiso. También me regalaron una raqueta de tenis para profesionales y es que uno, con la edad, ha empezado a retomar deportes donde brilló en su juventud. Incluso gano partidos.
Aquí acabo, no sin olvidar lo que será lo más interesante de la entrada. Estas fotitos. Disfruten. Buena mañana de sábado:






