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«La palabra es lo que fija.»

Carmen Martín Gaite

Yo no sé para qué sirve un blog sino para lo mismo que sirve un diario. Un diario solo sirve para registrar la vida de alguien, de alguien que haya resonado, sea importante, es decir, que haya publicado alguna obra literaria o ensayística de cierto empaque y que te haya resultado interesante. A ti. Leo diarios de escritores que considero excelentes. Pero hoy se publican demasiados diarios de mindundis. No es una crítica, es una realidad. Abre Twitter y verás. O Instagram. Empezó Uriarte en este tiempo moderno a escribir diarios, aunque Uriarte mindundi no es. De hecho, me he leído sus diarios, aunque se me hicieron desérticos al final. A mí, en realidad, no me importa la vida de los demás a no ser que sea la vida de Kafka o Gombrowicz. Entonces sí, y me compro sus diarios. Por este motivo les aconsejo que dejen de escribir diarios con el fin de publicarlos. Escríbanlos como si fuesen notarios de su existencia, pero no nos torren, por favor. Es un gasto innecesario de papel, además está caro y es escaso, ¡con la cantidad de páginas que necesita un diario! Vamos a ser claros: nadie necesitará tus mindundadas editadas. Crea un blog y escribe, como hace Langlois o yo mismo. Y suelta ahí todo. Te lo digo con toda la sinceridad de la que soy capaz de acumular. Solo admito diarios manipulados, y me explico. Solo admitiría tu diario si lo escribes como lo escribía la Woolf o Trapiello, por poner dos ejemplos extremos. Ellos, a partir de lo que la realidad les ofrecía, inventaban. Uno sigue haciéndolo, Andrés. Inventan mucho. Y tanto inventan que piensas que han llevado vidas extraordinarias y no vidas como la tuya, que está llena de rutinas y quehaceres sin sabor la mayoría de las veces. A estos dos, por ejemplo, sobre los que les ocurría, inventaban. Y claro, eso es harina de otro costal. Más cara, claro. Si escribes así, con ese fin, todo se pervierte, que es lo divertido. Y pervertir la realidad es ficción. Si no, por favor, no publiques tus diarios, piensa en el clima y en Greta, la niña que te gritaba al oído que no encendieras la calefacción de casa y que te decía que evitases expulsar tus flatulencias por el bien del Polo Norte. No le hagas rabiar a Greta. Deja de escribir tu diario si su destino es un libro impreso. No seas terrorista. Piensa en Greta.

Hoy he empezado otra serie. Esta. La de los descartes la descarté. Ahora empiezo la serie del folio diario, que consistirá en coger todos los días un folio DIN A4 y comenzar a escribir donde pueda y sobre lo que se le ocurra a Vuelapluma. Vuelapluma o Impromptu, que hay que nombrarlos a todos. No son hermanos, sino amigos. Viven en la misma calle. Esta serie consistirá en escribir todos los días una carilla de folio y transcribirlo aquí cuando se pueda. Algunas veces lo haré de manera manuscrita y otras, mecanoscrita. Me encanta escribir con máquina de escribir. De vez en cuando subiré una foto, para que te lo creas, para que veas cómo pervierto la ficción, y que la palpes. Quiero decir que desconozco a quién ha contratado el autor para que escriba el diario. El autor, el narrador, el narrador protagonista o testigo, el interlocutor y la madre que los parió. Qué bien ilustra El cuarto de atrás estos vericuetos de la ficción. Por eso, piensa Vuelapluma, hay que mantenerlo como lectura obligatoria en segundo de bachillerato. Sin compasión. ¡Todos a la Isla de Bergai!

¿Qué no cabe en un blog? En un blog cabe todo, desde una columna diaria hasta la anotación de un diario de un suceso vano, escrita por el autor, o por el narrador contratado para ese momento o por qué no, por el narrador inventado a su vez por el narrador contratado, que como saben, es estirpe de los Cide Hamete Benengeli.

Folio uno, escrito: 678 palabras.