Es suficiente que seamos conocidos por Dios

Hace una semana recibí de la Abadía de Silos tres libros: una novelita sobre la monja Hildegarda, el Elogio del silencio, de Anselm Grün y El libro de las Horas, de Thomas Merton. Hoy el post va de Merton y va de Merton porque no quiero perder el texto que he leído esta mañana mientras tomaba el primer café. Qué mejor lugar para guardarlo que este blog donde soporto todos los tropos que la existencia me depara.

¿Quién me descubrió a Merton? Pablo D’Ors. ¿Dónde, cómo? En la sección «Recursos para la meditación» que tiene en la web Amigos del Desierto. Leer a Merton sosiega. Da igual la hora del día, estés sano o enfermo, triste o alegre. Merton suscita mucha paz y alegría interior por lo que si estás triste, leyéndole, abres una posibilidad de estar alegre.

El texto que transcribo está incluido en la sección de la mañana del viernes de este peculiar libro de las horas. Y dice así:

«LECCIÓN
Es verdad que la sociedad materialista, la llamada cultura que ha nacido bajo las tiernas misericordias del capitalismo, ha producido lo que parece ser el límite extremo de esta mundanidad. En ninguna parte, excepto acaso en la sociedad análoga de la Roma pagana, ha habido nunca un florecimiento tal de lujurias y vanidades baratas, mezquinas y repulsivas, como en el mundo del capitalismo, donde no hay mal que no se fomente y estimule por hacer dinero. Vivimos en una sociedad cuya política entera consiste en excitar todos los nervios del cuerpo humano y mantenerlos al más alto punto de tensión artificial, para llevar todo deseo humano al límite y crear tantos deseos nuevos y pasiones sintéticas como sean posibles a fin de abastecerlos con los productos de nuestras fábricas e imprentas, estudios de cine y todo lo demás.
Independientemente de lo que suceda, me siento cada vez más unido a quienes, por todas partes, se entregan a la gloria de la verdad de Dios, a la búsqueda de valores divinos ocultos entre los pobres y los marginados, al amor a esta herencia cultural sin la cual no se puede estar sano. El aire del mundo está contaminado de mentiras, hipocresía, falsedad; la vida es corta y la muerte se acerca. Tenemos que entregarnos con generosidad e integridad a los verdaderos valores: no hay tiempo para la falsedad y las medias tintas. Pero, por otro lado, no es necesario que obtengamos grandes éxitos y ni siquiera que seamos famosos. Para nuestra integridad, es suficiente que seamos conocidos por Dios. Si lo que hacemos es puro a Sus ojos, servirá para la libertad, la iluminación y la salvación de Sus hijos en todas partes».

El libro de las horas, de Thomas Merton (Sal Terrae, 2009)

1. Web de la tienda de la Abadía de Silos con los títulos que adquirí.
2. Recursos para la meditación de la web Amigos del Desierto de Pablo D’Ors.
3. Ficha del libro de Merton El Libro de las Horas.

Bernardo Munuera Montero
Apartado de correos nº 119. 23080. Jaén
Canal Telegram de Soporto Tropos, de reciente creación: https://t.me/blummblog

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