En realidad, un decálogo es un conjunto de diez cosas. Si sustituyes cosas por un nombre más concreto, obtienes, por ejemplo, mandamientos, normas, reglas, consejos y sugerencias. Los decálogos sirven para socializar, pero sobre todo, para alcanzar. Alcanzar algo. Si sustituyes algo por otro sustantivo, obtienes, por ejemplo, felicidad, respeto y convivencia. Los decálogos son normativos y por ese motivo nunca encontrarás uno en la selva. ¿Qué te juegas?