Respetando la sangría de tres cuadraditos, en esta primera línea han entrado nueve palabras y en esta segunda línea casi once. Busco un estándar que me permita calibrar cuántas páginas en este formato necesito para acumular y escribir entre novecientas y mil palabras. Son el número de palabras de un artículo de opinión más bien extenso, largo, suculento. Paro y cuento. Ahora van sesenta y seis. Aquí iría un punto y aparte, pero prescindo de él porque es una prueba, un experimento, un acontecer contando sin más remedio ni fin que conocer cuántas palabras entran en una página de cuaderno 21 x 14. Son los cuadernos que utilizaba Cela. Bueno, el formato de cuadernos que usaba el escritor para escribir artículos, y supongo -aunque hace tiempo descubrí que para novelar utilizaba cuartillas- que novelas y ficción. Punto y aparte. Ayer por la noche, después de acabar el tocho de George Borrow, me dio por saber cómo escribía -materialmente- Cela. Y rescaté un conjunto de noticias relacionadas con la compra que hizo la Camilo José Cela universidad, de veintitantos cuadernos escolares con casi setecientos artículos en su interior. «En su interior» es prescindible, pero lo he utilizado sin darme cuenta. Decía que ayer me entretuve, no solo en leer algunos artículos -que tuiteé-, sino que me entretuve en el visionado de un par de vídeos donde se mostraban los cuadernos y algunas páginas, por cierto, maravillosas. Punto y aparte. Eso solo puede producirse con la escritura a mano. Después vi un vídeo de César Aira que tenía pendiente, donde afirmaba que él después de transcribir sus cosas a máquina y a ordenador se deshacía de ellas, las destruía: destruía el papel manuscrito. Qué pena. Es un delito cultural primero y ecológico después, que César Aira destruyese sus escritos manuscritos. Debería leer a Chejfec. O deberíamos multarle. Punto y aparte. Estoy en la cocina, que es el único sitio del piso que he encontrado para hacer esta prueba, la de escribir una carilla de una página de un cuaderno 21 x 14, que, insisto por si lo habías olvidado, eran los cuadernos que utilizaba Cela para escribir. Escribir a mano es, digamos, una actitud salvaje, pero es la única que mantiene mis ganas por escribir mentiras. (375 palabras)
Escrito con un Pilot G3-Gel 0,5 un domingo 26 de enero a las 12 h.
