Condonear para evitar tener hijos es una moderna forma de abstinencia impuesta, lo entiendas o no, por un tipo de puritanismo feminista.
Los hay que desean tener hijos y no pueden.
Los hay que pueden tener hijos y no quieren.
Después, lo de antes. Mis padres, por ejemplo, me tuvieron hace cuarenta y tantos años y rompieron el molde después de utilizarlo nueve veces más.
En realidad, es un comportamiento protervo, y este tropo, una anfibología.