En ocasiones te preguntas si sería necesario disminuir la velocidad con la que escribes estas piezas. Disminuir la velocidad de escritura consistiría, principalmente, en disponer de una tarde, por ejemplo, para elucubrar dónde debería ir una coma. Paras y relees y te asustas del número de verbos en condicional que has utilizado para escribir que necesitarías disminuir la velocidad con la que escribes esto. Otra vez. Utilizar el condicional es muy peligroso. Es peligroso porque introduces dos cucharas soperas de duda y, sobre todo, de probabilidad. Es como cuando hablas finalizando las frases con una entonación ascendente. No te cree nadie. Pero necesitaría más tiempo, mucho más tiempo para producir –producir siempre me recuerda al marxismo—las oraciones que declama Andrés Neuman en otra entrevista. Ahora escucho entrevistas cuando regreso del instituto. Entrevistas a escritores. Hoy escuché la que Sollo le hizo a Manuel Vilas –ese libro no me lo leeré—y la que le realiza a Neuman, el cual ha escrito Anatomía sensible, que parece un singularísimo libro por lo que trata y sobre todo, por las imágenes que le chorrean. No utiliza mal este tipo nuestro castellano. Brillan mucho las palabras de Neuman, precisa y concibe una perspectiva única, intuyo en este título. Y si no, escúchenle cómo describe los tobillos de las señoras mayores. Quizás, hasta compre el libro por tener ese concreto fragmento en casa, ese fragmento que comienza a leer justo después de introducirlo en el minuto 38’ 15”. Prendado quedé: «Las ancianas viandantes son bastiones del tobillo».
Un comentario en “Tropo 222: Patrimonio del tobillo”