Sabes que cuando estás aburrido te entretienes imvirtiendo las palabras. Buscas palíndromos aún no descubiertos. Un día, defendiendo mi programación en las oposiciones a profesor de Secundaria por Lengua Castellana y Literatura, acabé mi defensa con el palíndromo más largo que existe en el diccionario: «Reconocer». Me calificaron con un 9,37, pero no obtuve plaza. Mi tiempo de experiencia era ínfimo.
Hoy, entrenando, realizando un comentario de texto semántico, he relacionado la palabra «pétalos», que aparecía en el primer verso con esta idea: el sol se ata a la tierra mediante las flores, los pétalos de las flores. Tenía su sentido porque si lees al revés «pétalos», y prescindes de la «p», se te presenta un al «sol até (p)». Y por ahí he tirado hasta completar las doce carillas del comentario. Era semántico, y regía.
Así entreno, y escribo