PAX. IOGD. Hoy tengo que hablar de Dios. Tengo el firme convencimiento de que a Dios se le conoce leyéndole. De la misma manera que a Cervantes se le conoce leyéndole y a Andrés Trapiello también, leyéndole y visitando el Rastro. ¿Cómo volver a ser (de nuevo) capaz de Dios, capax Dei? Leyendo.
La máxima original de san Benito era Ora, lege et labora. Lo escribí en el tropo del confesionario. Ese “lege”, para san Benito, era importante, muy importante. Tomó forma en la regla de san Benito con la Lectio divina. Eres consciente de que conoces cuando lees, conoces en profundidad cuando estudias lo que lees por eso en verano leo y estudio a Dios. Es la única forma que conozco para saber de Él, y por tanto, conocerle: leer. Leer para resintonizar, redescubrir porque… ¡Ya es hora de espabilarse! Qué lejos te lleva leer, leer de todo; vivir solo de Literatura no llena, no rebosas, no revientas. Sientes, desde hace algún tiempo, una curiosidad infinita por el carisma benedictino. La chispa prendió. La chispa la encendió Antonio Lucas con una serie de artículos sobre Silos (en algún tropo están vinculados). Detonaron. Dos veranos llevo mascullando el carisma benedictino. Por eso pedí tres libros que he recibido hoy. Hay que seguir leyéndole, pienses lo que pienses, te creas tan finito e insignificante como un grano de arena. O te creas Dios, que puede ser. Cede, lee, estudia, ora, LEGE et labora. Empiezo con:

Las sinopsis de cada uno de estos libros está vinculada en: la regla de los monjes, los diálogos de san Benito con san Gregorio y un libro sobre la acedia.
Me temo que no tengo la mente tan abierta. Al menos, todavía.
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Será por tiempo para poder abrir…
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Ya me dirás qué tal los libros para pillármelos o no. Que tengas buena semana.Lolita
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Te avisaré, pero pincha en los vínculos y prueba. Hay títulos interesantísimos.
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Nada como que te lean la regla en el refectorio mientras que el resto en silencio comemos. Tienes que probar Leyre.
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Probaré, pero en Silos. Es el monasterio que me abrió la mente a lo benedictino vía una serie de Antonio Lucas en «El Mundo».
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Le felicito por su elección libresco-espiritual, y por sus intuiciones. No creo que vaya Ud. muy desencaminado.
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