Se acerca agosto y después, sin lógica ni costumbre, septiembre. Mes donde los engranajes de la rutina laboral empezarán a chirriar hasta que el aceite llegue a todos los ejes. Hoy escribo este tropo en primera persona porque he de pensar, idear y maquinar la manera, estrategia y truco para mantener la escritura de mis tropos diarios durante septiembre, octubre y noviembre; y después. He de convencerme de que es posible escribir todos los días y publicar todos los días y transcribir todos los días lo que escribo en el cuaderno o en un folio o en un papel, porque ya no escribo directamente en el ordenador; empieza a darme grima escribir así. La misma grima que le tengo a Facebook, pero ahora no es el protagonista. Escribir un texto con más nombres que verbos es el fin, quizás el objetivo de quien quiere escribir algo más extenso algún día, o nunca. Ya saben, soy del clan “Preferiría no hacerlo”; primera persona. Y había decidido escribir, para ir acostumbrando el tempo, no más de una página del cuaderno que porto allí donde hago descansar a mi sombra. Será la cara de una página del cuaderno A5 que siempre llevo haya o no tormenta –como ahora–, vaya o no de etiqueta, como suele ir Bernardo M. Montero. Recuerdo ahora lo que le leí a Trapiello no ha mucho, que siempre guarda en su bolsillo chaquetero un cuaderno de un octavo, es decir, de tamaño octavilla, supongo, que es el formato que cabe en el bolsillo de sus chaquetas, o de su chaqueta, porque siempre que entro en Youtube a ver algo de él viste la misma. Llevo poco tiempo con Trapiello (ahora estoy con su Clásicos de traje gris), pero Trapiello me ha enganchado. Hasta había pensado, como proyecto de lectura, empezar y acabar de leer su “Salón de los pasos perdidos”. Empezar con El gato encerrado y terminar, veintitantos libros después, con Diligencias. ¿Qué te parece? De Trapiello me atrae, sobre todo, ese discurrir manso sobre los escritores del siglo pasado, esa perfecta combinación de Literatura e Historia, donde predomina la Literatura. Percibo, además en mí, un giro radical en mis intereses literarios: demando y quiero leer mucha más literatura española, sobre todo de siglo XX, independientemente del tufo que desprenda. Quiero y deseo partir de ahí. Y como desde hoy destinaré la cara de una cuartilla A5 y esta se acaba, me despido –otra vez en primera persona— hasta mañana.

Blummtleby.
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«Escribir un texto con más nombres que verbos es el fin». Umm… Interesante planteamiento. ¿De dónde sale? Gracias.
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Estilo nominal. Escuela de Dovifat y su estilo ameno. Es interesante.
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