Tropo 61: Lo glauco, galano y batazo

Hay más tropos que conejos. Lo que pasa es que el conejo ha llegado a ser un problema. Por eso se permite su caza con hurón y escopeta, y con perro y sin él. El caso es matar tantos conejos como te encuentres en el campo, pero ¿y los tropos? ¿Puede un aumento de tropos en el blog ser perjudicial para quien lo lee? No lo sé. Veamos.

Lo que más temía cuando me propuse lanzar esta serie diaria de textos era quedarme sin textos. No salgo al supermercado a por ellos. Ni en la tienda de ultramarinos venden nada para componerlos. Sí, de acuerdo, estas son metaforillas, aunque ni eso, pero mi temor era ese, quedarme sin textos para el día a día. Pero los conejos… Tantos conejos quedaban espachurrados diariamente en las carreteras que no creía posible que pudiese quedarme sin tropos, puesto que desde el principio y haciendo trampa, los he comparado con los conejos. Pensaba: “¡algo saldrá!”. Y algo está saliendo. Llevo sesenta y uno extraídos de la chistera. Tantos como conejas pudieras encontrarte desde aquí a Córdoba, por Porcuna.

Era la hora de comer y estaba sin tropo. Y sin conejo. He comido albóndigas. Era la hora de comer, decía, pero el tropo ha salido a mi paso. Con tomate. ¿Qué tropo? Esto es un tropo de verdad:

“Uno escruta los ojos de Zapatero, esa glauca fijeza almohadillada de insomnio, y recuerda la sentencia en bronce de Pla: ‘Cuando les das el poder a los virtuosos, todo el mundo se muere de hambre’”.

Hasta “Pla”, solo dos verbos entre veinte palabras: ¡esto es una construcción nominal, chaval! ¿Igual a qué? ¡A concisión! Después “glauca”. ¡Qué adjetivo tan bello! Hasta le he dedicado un tuit al Táuler: “La curiosidad me mata. ¿Cómo llega @JorgeBustos1 a adjetivos como ¡glauca!? Tan pertinente, además: «uno escruta los ojos de Zapatero, esa glauca fijeza almohadillada de insomnio». Pero claro, esta gente y a esa altura no suele responder. Eso es lo de menos. Se entiende, pero estaba intrigado en conocer cómo había desembocado en un adjetivo como ese. Además, y lo señalo otra vez, tan pertinente. Vamos, era un jonrón en toda regla. Y claro, así, he anotado la carrera. De la elipsis-símil y de la cita de Pla hablamos otro día.

Pero llega Twitter, que es un tropo en movimiento, y por boca de un poeta, Joaquín Fabrellas, se cierra el círculo. Eso sí, sin la intervención del autor del artículo:

“Creo que Machado lo usa de manera esporádica. Tiene un poema dedicado a los ojos glaucos […] Dice Machado: «¿Cómo eran sus ojos, glaucos, grises?», pero cito de memoria.”

Reconoces, entonces, los vestigios de la poesía de Machado en algunos de los columnistas que más admiras, Bustos entre ellos. Reconoces, además, aquello que decía José María Valverde sobre los periodistas chulos: “al periodista sólo le es lícito usar la palabra que le nace viva en la boca”. Y quieres cerrar el tropo, matar al conejo. El periodista literario es el que más brilla en la prensa diaria. Los busco con hurón y escopeta, junto a mi perro de ojos glaucos. Son capaces de alegrarte el día además de escribir artículos galanos, pero galanos, galanos, ¡y batazos!  

Vínculos referidos en el tropo: «Ahora vas y lo invistes» | @JorgeBustos1 | @JoaquinFabrellas |

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