Tropo 10

Recuerda, “vendehúmos” lleva tilde. Había apuntado este recordatorio en el cuaderno, después de este otro: “Charles Dickens trabajó de estenógrafo” en la revista donde publicó los Papeles del Club Pickwick, obra que no he leído, por cierto. Antes, Dickensito fue obligado a trabajar en una fábrica de botas con doce años por su madre porque a su padre lo habían metido en la cárcel. Cuentan que murió leyendo durante una lectura pública de sus textos. Tienes que leer algo de Dickens, me digo, y lo sé. Me comprometo a destinar alguna semana del verano para leer los Papeles del Club Pickwick.

Pero este tropo quería versar, y va a versar, sobre las Piérides.

Miren, les cuento. Hace un par de meses, mientras andaba enfrascado en la redacción, maquetación, corrección y edición de la revista Soporto Tropos -esta enumeración de procesos es un brillo que le acaba de salir a mi ego, esperen, ya lo mato-, leía ensimismado a la par Ensayo sobre el hombre y otros escritos, de Alexander Pope. De Pope sabía algo, o tenía vagas referencias por Chesterton, pero tenía que prepararlo para una clase de Literatura Universal. De repente leí este verso, y me sumergí en Pope: “El poco saber es cosa peligrosa”.

Descubrí que padeció el mal de Pott, que le impidió crecer más de medio metro. Además, fue un mordaz crítico y un refutador nato además de cristiano convencido. Ese primer verso me llevó a bucear más y más hasta que descubrí que estaba poco traducido y menos publicado. Supe que había una edición de Ensayo sobre el hombre en Cátedra y como vivo a sesenta y dos pasos de una librería y a setenta y tres de una biblioteca, entré primero en la librería, lo busqué en el rincón que tiene para Cátedra, la negra y la blanca (el 534 de la colección “Letras Universales”), lo hojeé, lo pagué y empecé a leerlo esa misma noche.

Lo primero que hice fue localizar ese mismo verso, para comprobar las variaciones de traducción. Las había. Me gustaba más la de Antonio Lastra en Cátedra que la que ofrecía Beatriz Arévalo en el libro de texto de Casals de Literatura Universal. Así, la traducción de Lastra rezaba:

Aprender poco es peligroso; bebe mucho o no pruebes la fuente de las Piérides: allí los sorbos pequeños intoxican el cerebro y beber copiosamente nos vuelve otra vez sobrios”.

Me turbé. ¿Adónde quieres llegar, amigo?, te preguntarás. ¡A las Piérides, amiga!

Sucedió que, cuando leí “la fuente de las Piérides” se cruzó un reto. Las razones no las sé, para qué les voy a engañar. Lo que sí sé es en qué consistía el reto: descubrir qué era aquella fuente y quiénes eran y qué significaban aquellas ¿chicas, musas? Piérides. Pero había un extra. Debía descubrir todo sin recurrir ni bucear en Internet. Decidí entonces destinar los poquitos ratos libres que me quedaban a esta tontería, por lo que quedó pergeñada y esbozada en el cuaderno. Al día siguiente de retarme me dije lo estúpido y la necedad de tal ejercicio, pero no deseché el reto, ni la propuesta. ¿Había algo más estúpido que engañarse a sí mismo? Por esto, a fecha de este tropo no había buscado en Google -ni lo he hecho todavía-: “fuente de las Piérides”.

Pues bien, había salido esta tarde a comprar el cuarto de kilo de café en grano Colombia ¡arábiga! semanal y al regresar a casa me entretuve en las casetas de la feria del libro de Jaén, en los aledaños de la Diputación Provincial. Sí, en Jaén tenemos feria del libro. Hojeando estaba un libro de Manuel Alcántara, editado por la Junta de Andalucía, cuando desde una caseta, la institucional que tenía a mi espalda, me casi grita una chica: “Oye, toma este libro. Es gratis para los que visitan la feria”. ¡Oh, gracias! Sostuve el libro con cierta extrañeza porque se trataba de un fascímil del Resúmen de las Metamorfosis de Ovidio. Lo abro al azar, después de curvar su portada y todas sus hojas, y prometo que fue al azar, puesto que aparece antes mis ojos incrédulos, y no, no es ninguna broma el siguiente texto:

“Las Piérides. Piero, rey de Macedonia, tenía nueve hijas que creían cantar mejor y ser más sabias que las nueve musas, tanto que se atrevieron a desafiarlas; pero en castigo de su temeridad fueron convertidas en urracas. Eripe su madre estuvo en peligro de perder la vida las nueve veces que estuvo de parto. EXPLICACIÓN. Las Piérides representan a los poetas charlatanes e ignorantes, que presumiendo mucho sin talento ni instrucción, suelen criticar a los hombres más sabios. Fueron convertidas en urracas porque tenían ya la charlatanería de estas aves”.

De Resúmen de las Metamórfosis de Ovidio, Madrid en la imprenta de la hija de Ibarra: año 1807. CON PRIVILEGIO

Vendehúmos, recuerda, aprender poco es peligroso.  

*Demás tropos*

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