Random compra a Franzen, como de manera socarrona comentaba hoy J. en Twitter. Y a Harry Potter, pensé. Pero la mejor literatura, la literatura que con más gusto devora mi seso, está en las editoriales más pequeñas como las que tengo ahora a mi izquierda. He aprovechado para sacar una foto e ilustrar el tropo de hoy: La Uña Rota, Trifolium, Pálido Fuego, Jekyll & Jill… A mí no me preocupa la concentración editorial, ni la critico, pero me anima a contener las compras de libros editados por grandes grupos editoriales. Hablo de literatura, que es lo que más consumo. De hecho, acabo de comprobar que la mayoría de los libros de grandes sellos que he leído pertenecen a la biblioteca pública. Qué alivio.
Y me alivio porque, desde hace muy poquito, no sé, desde enero o así, había decidido comprar mucho menos de gran grupo y mucho más de editorial independiente. Y especifico: comprar Anagrama ya no es comprar independiente de verdad. Lo era hace treinta años, o veinte. Comprar Seix Barral no es comprar independiente de verdad. Comprar Tusquets tampoco. Comprar Espasa… no me hagas reír. Es lógico.
Por el contrario, comprar en editoriales como Deconatus -que descubrí ayer y de donde será el próximo libro que adquiera (uno de Joshua Cohen)-, Trifolium, Pálido Fuego, Candaya, La Navaja Suiza y mil bonitas más, es comprar independiente de verdad, es ser hasta más responsable con la cultura de tu país, pero sobre todo, lo que creo que haces es contribuir a fomentar la buena labor editorial, que es aquella que cuida los libros como lo hacen estas. Sé que mi decisión apenas repercutirá en las arcas de estas empresas, pero ¿quién le iba a decir a la mariposa que desencadenaría una tormenta allende sus antípodas?
Puede y sé que mi actitud parezca snob, clasista y pedante, pero ese no es mi problema. Lo que compruebo día a día es el esfuerzo de estas microempresas para salir adelante entre la marabunta seriada e impuesta desde arriba. Son las que de verdad se preocupan por desbrozar el mercado y son el mejor scout editorial. Las grandes cada día ofrecen peor “buena literatura”. Y no es una generalización. Miren a las gentes. Y hay que oponerse de alguna manera a esta maquinación, aunque sea comprando todos los meses algún librito de mis editoriales literarias favoritas. Comprar de esta manera se ha convertido una decisión muy consciente. Te animo a unirte, o por lo menos a compensar tus compras, a balancear entre las editoriales de siempre, cada día más aburridas y predecibles, y los descubrimientos que nos ofrecen las espléndidas y divertidísimas editoriales pequeñas -hay más inteligencia- porque, si te has dado cuenta, son las que más brillan en una librería.
En el fondo, todo es un asunto de pereza. Cuando realizas el esfuerzo para encontrar un buen libro, casi siempre acabas en los brazos de una independiente. Es como certificar que lo que vas a leer, va a merecer la pena. Ánimo.