
La leyenda de Bullet Journal es importante porque te permite clasificar qué tipo de entrada haces en el registro diario. Lo veré en sucesivos post, pero el registro diario es lo que más valoro del método. Por una sencilla razón: anotar cualquier tarea, cita, pensamiento, idea con su correspondiente símbolo es determinante para que el método sea ágil, me sirva. Ten en cuenta que el registro diario actúa a modo de «Inbox» y con esto quiero decir que es el cajón donde echas todo lo que tienes en la cabeza y te sale al paso para después ver qué haces con esa tarea que has apuntado, esa cita que has rescatado, esa idea que has tenido, o ese tengo que que no puedes retrasar más. El método, cuando lo practicas, es sencillísimo y ahí está su gracia. Y encima, analógico.
Como veis en la imagen, los símbolos puedes personalizarlos, pero yo he mantenido en gran medida los que propone el creador del método. Eso sí, en mi caso he incluido algunos de mi propia creación, como ese «li» que indica, por ejemplo, que es un libro que he descubierto y que estaría bien fichar, archivar en alguna lista en el Bullet o en Evernote: llegar a él como sea.
Los símbolos de la leyenda «<» y «>» son, al principio del método, los que más tardas en practicar. Quiero decir, los últimos en entender. El símbolo «<» precede a la anotación que has agendado en el registro a futuro o mensual, mientras que el símbolo «>» precede a una anotación que has decidido posponer para el día siguiente. Por ejemplo, si añades hoy «·limpiar biblioteca» y al final del día decides que será una tarea que tienes que hacer en diciembre, pues así lo escribes. Si lo has decidido así, la entrada la trasladarás al registro mensual y en el registro diario donde la habías escrito ya no aparecerá «·limpiar biblioteca» sino «<limpiar biblioteca». Si por el contrario piensas que mañana podrás limpiar la biblioteca, en el registro del día, y tras quedarte a solas con el bullet, transformarás ese «·limpiar la biblioteca» en «>limpiar la biblioteca». De esta manera aparecerá en el registro del día siguiente volverá a aparecer como «·limpiar la biblioteca».
No hace falta alarmarse. Iré escribiendo entradas ilustrando cómo lo hago.
Este proceso parece tedioso, costoso en tiempo y en un primer momento, pensarás que no merece la pena, pero no. Es sencillo, reconfortante y reparador. Y si lo haces al final del día, incluso te prepara una formidable ristra de buenos sueños. Y encima, recuerda, analógico.
A estas alturas de la serie sobre Bullet Journal solo espero que tengas el bolígrafo, el cuaderno y te hayas leído el libro. Lo demás es personalizar el método a tu vida. Por eso pienso, ¿son necesarias más entradas? Sí, habrá más entradas.

Pues, desde principios de diciembre, yo ando siguiendo este método también. Primero en una libreta barata y ahora en otra, también barata, pero expresamente preparada para ello (una verde oscuro del Tiger; cinco euros).
Me encanta la versatilidad, la capacidad de adaptarse a tus necesidades. Aunque esto también es un pequeño problema porque cuesta decidirse cómo organizarla personalmente, por eso empecé con una de prueba que no me sabía mal llenar de tachones.
Comparto contigo una gran duda que tengo, aunque sé que debo ser yo quien la resuelva porque es difícil explicar todas las circunstancias por aquí. Ahí voy:
Uno de los objetivos vitales para este año es escribir más, mucho más de lo que suelo hacer. De hecho, mi intención es, en este 2019, escribir una novela (cuidado, nadie ha dicho una BUENA novela, ojo), doce relatos más o menos cortos (uno por mes), el guion de un cómic y prodigarme en lo que yo llamo «textos independientes» (artículos sobre literatura, ejercicios de escritura -ahí está mirándome «La epifanía de las 3 A.M.»- y cosas así). Creo que el método BuJo también se adapta bien a llevar una organización de este tipo de actividades, pero (y aquí viene la cuestión) ¿lo hago en la misma BuJo del trabajo o en una aparte? ¿sigo una BuJo como tal o bastaría con algo más simple (un seguimiento de objetivos o similar)?
Perdón por poner aquí mis elucubraciones… Si lo prefieres, seguimos por e-mail.
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No, nada. Para ese fin, qué mejor que o folios sueltos o una libreta donde aunarlo todo. La escritura, me queda demostrado, tiene demasiado de escribir-borrar-empezar-escribir-borrar-empezar… así que a mí no me queda más opción que, si es manuscrita, hacerlo en una libreta aparte.
En ocasiones, y te hablo por mi experiencia al redactar una entrada, empiezo escribiendo o anotando algo de manera manuscrita, pero cuando cojo velocidad y tengo claro qué quiero, abro evernote y me pongo a teclear. De ahí repaso, tiro, a veces imprimo para verlo mejor y finalmente, publico.
No sé dónde leí el otro día que lo que hay que descubrir es qué método te va mejor. Roth, por ejemplo, según he leído, tiraba hasta cien páginas para aprovechar una nada más. O de esas cien páginas subrayaba lo que le gustaba y después componía un párrafo. Utilizaba la máquina de escribir, que imprime según piensas. Claro, esto demanda muchísimo tiempo, pero como todo escritor que se la juega, había apostado a ser escritor.
En fin, yo he probado la máquina de escribir y he de reconocer que lo que surge de ahí es muy genuino. Eso sí, demanda mucho tiempo) Y tengo dos con que practico todas las semanas.
Otro que articula así sus artículos es Javier Marías. Pues bien, si este método de imprimir según se piensa, revisar, escribir, corregir, y así hasta el infinito funciona, habrá que replicarlo.
No sé si te he ayudado o te he liado más.
Me voy a ver los sus majestados los RRMM con los zagales. ¿Saldrá un relato de ahí? Ya lo veremos. (Me ha gustado tu idea de un relato al mes. ¿Por qué no? Gracias por la visita.
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Me has liado más. Pero no te preocupes, aunque suene raro, te lo agradezco.
De hecho, no has contestado sobre lo que yo quería. Ahora bien, el debate sobre cómo crear, materialmente los textos (a mano, a máquina, a ordenador…) es algo que me apasiona, hasta el punto de querer hacer… una cosa con los escritores locales (ya te comento otro día si al final saco tiempo para ello).
Mi duda es si tener otro BuJo donde organice mis escritos, no donde los ponga. Por ejemplo, en el registro diario, poner todo lo relativo a la literatura que no sea del trabajo. Algo así:
5.I Sábado
· Leído hasta la página 421 de «La muerte del comendador».
· Escrito primer borrador del cuento de este mes.
Es decir, separar lo que sería el BuJo del trabajo (ya sabes que, entre otras cosas, soy editor literario) del BuJo personal o de ocio (la mayor parte de mi tiempo libre lo gasto en temas relacionados con la literatura, aunque también juego a «wargames» -como Bolaño- y me gusta el fútbol).
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Otro sitio, claro. También por formato. Consumirías muchas páginas y la distancia entre los asuntos de tu organización personal se espaciarían demasiado. Dejaría de ser funcional, Cormac
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