Regalaría este libro a todas las niñas que quisieran escribir, para que supieran cómo hacerlo y para que su escritura nunca fuese el hazmerreír de esos tipos que no son capaces de crear nada: los críticos.
Este libro, el de la foto de más abajo, no lo vas a encontrar en ninguna lista de libros para el verano. Este libro solo lo refieren en blogs como este. Ayer lo compré por impulso. De vez en cuando compro por impulso porque necesito depurar algunas rutinas que están viciadas; además, dejas de agobiarte por esas listas kilométricas que configuras y que titulas toread. Porque no lo niegues, ¡cómo te torean! Y la verdad, después de casi un año de lecturas marcadas por, demasiado marcadas por…, quería empezar a desbrozar mi particular selva veraniega con algo así. Estaba para mí, porque lo compré. Paley, ven.
Batallas de amor es el número 3 de la colección «Panorama de narrativas» de Anagrama y es el primero que publicó. Y a mí, que colecciono operas primas… Está traducido por Enrique Hegewicz. En casa ya había otro Paley. Batallas de amor está integrado por diez relatos que, según Susan Sontag, Donald Barthelme y Philip Roth, son una muestra espléndida de lo que puede ser una temática sin complejos en manos de una mujer. Paley, dice Sontag, Susan (y yo estoy con ella), me hace llorar, reír… y admirar. Pertenece a la rara casta de los escritoras genuinas, aquellas con una voz propia, distinta de cualquier otra: divertida, triste, escueta, sencilla, enérgica, sutil. Y… ¿qué mejor piropo puede recibir una escritora cuando sus relatos son descritos por tener una vida interna más rica que la de la gran mayoría de las novelas?
Lo escrito. Túrbate con Grace Paley. Sin complejos, ponte en manos de una mujer (¡Oh, Dios, que aprendan, que aprendan tantas chicas que quieren ser escritoras! ¡Oh, Dios, escucha mi súplica!). Hija de Groucho Marx y madre de Woody Allen, apostilla en la faja la London Review of Books. Anotadlo todo, dijo Malinowski.
Y te traigo los dos primeros párrafos del primer relato, «Adiós y buena suerte», para que juzgues aunque lo que deberías de juzgar es la joya completa que es el relato, o una novela en unas pocas páginas. El libro lo tienes por menos de diez euros en Iberlibro y en Uniliber. Merece la pena. Qué bien construye literatura esta mujer.
En algunos ambientes yo tenía mucho éxito, dice tía Rose. No es que entonces estuviera delgada, pero no me sobraban tantas carnes. Son cosas del tiempo, ya lo comprobarás tú misma. Lillie, por mucho que te sorprenda. Es Dios mismo quien quiere que las cosas cambien. Nadie se libra. Sólo una persona como tu mamá puede pasarse la vida sin enterarse de lo grande que se le está haciendo el trasero, y dejar correr tranquilamente todos estos treinta años cantando para el canario. Al fin y al cabo, nadie la escucha. Papá está en la tienda. Tú y Seymour sólo pensáis en vosotros mismos. Y ella espera en su limpísima cocina a que alguien le diga algo amable, mientras piensa «Pobre Rosie»…
¡Pobre Rosie! Si mi hermana pequeña tuviera un poco más de mundo sabría que mi corazón está lleno a rebosar de sentimientos y que entre mi corsé y yo hay tanta información que, en comparación, su vida de casada no es más que una jardín de infancia.
Y hoy he traído a Paley, para que te dejes de listitas y marranás, muy propias de la época estival. Quiero avisarte: no disfrutarás de la literatura hasta que la halles por ti mismo en libros como este de Paley. Por ti mismo, por una lectura que te lleva a otra lectura, un autor a otro, un tema a otro. Deja las listas (que configuran otros) para los más perezosos, esos que se pasan la vida sin enterarse de lo grande que se le está poniendo el pandero. Que no te enseñen literatura, descúbrela.
Ya os contaré más, si me dejan… Le saqué una foto al libro. Aquí está:
Adenda: Acabo de descubrir que Anagrama ha reeditado a Paley, aunándola: toda vuestra.