Estilo rico, estilo pobre

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Apenas he hablado/escrito/mostrado qué me ha parecido el libro de Luis Magrinyà Estilo rico estilo pobre. Sucedió/ocurrió/fue la semana pasada. Una de las más prontas/ipsofactas/evidentes consecuencias de su lectura fue que empecé/comencé/ a reflexionar/pensar qué estilo era el mío, qué estilo destilaba/emanaba/producía la combinación/mezcla de mis palabras. Deduje pronto que tenía un estilo simplón/pobre/¿paupérrimo?/del montón cuando analicé/estudié algunos de mis textos. Un estilo sin estilo. Un estilo del montón, me dije. Pero una luz/bombilla/chispa se me encendió cuando una voz/vocecita/susurro/bisbiseo rentintineó en mi conciencia: ¡es tu estilo! No tener estilo es ya un estilo. Fuera de bromas, una de las consecuencias que trajo la lectura de Estilo rico estilo pobre es que ahora piensas solo un poco más qué palabras usas. Algo que me gustó muchísimo del libro de Magrinyà fue que los ejemplos que usa/utiliza/te estampa son ejemplos de obras literarias y no del periodismo. Del periodismo está mucha gente hasta ahí/loscojones/moño/higo lo que ocurre es que nadie se atreve a decir las cosas que piensa. Y se las esconden y después salen los cánceres. Decía que una de las consecuencias que me trajo la lectura del libro fue que empecé a colocar barras para separar palabras que podrían ir ahí/aquí/acullá. Si escribes recomiendo su estudio. Hoy solo he tardado catorce minutos. 20.35 h

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