Solo quería escribir unas líneas sobre el libro que terminé ayer, en esa maravillosa tarde de sábado que se nos quedó y que disfruté leyendo Noticias de libros, de Gabriel Ferrater.
Noticias de libros fue editado por Península en 2012. Llegué a él hace un par de años cuando Amazon me lo recomendó mientras buscaba libros de Italo Calvino. Qué surreal, ¿verdad? Pero así fue. Agradecí la sugerencia con la compra. Con estas recomendaciones no puedes dudar; y le das forma. El libro ha estado durante todo este tiempo en la mesita de noche, sitio donde los libros pueden permanecer años, como estuvieron los Ensayos de Montaigne, pero no fue hasta hace un par de semanas cuando rescaté a Ferrater de allí para darle brío y avance. Y lo terminé ayer.
Noticias de libros es un libro para que, si una de tus misiones vitales es la de escribir sobre libros, puedas divertirte sin remordimiento. La razón de este divertimento es muy sencilla. Cuando alguien muy culto, poeta encima, editor y crítico (como podrás leer en la contra del libro) escribe sobre lo que lee y se atreve a hacerlo tan bien como Ferrater, ¡disfrutas! ¡No te miento, albérchigo! Ferrater lo hace con originales que han pasado a ser, en muchos casos, clásicos que se leen todavía hoy. Ferrater escribe sobre los originales que un editor decidirá si quemar o editar.
Ferrater demuestra que el libro es un artefacto «virguero» destinado primero, a diferenciarse de otro libro y segundo, a deleitar al lector para el que está escrito. Ferrater expone los grados de perfección que puede tener un libro y cuando te lo demuestra permaneces durante unos minutos alucinado. Así escribe Ferrater. Y lo hace inflamado de verdadera sabiduría literaria. Sus análisis de cada original son, en ocasiones, y permítanme la burda expresión, acojonantes. Agraciados fueron los editores que tuvieron la suerte de leer los informes que Ferrater escribía como un verdadero lector-diamante editorial.
Es un libro soberbio y escribir «es un libro soberbio» es una simplicidad pero qué puedes esperar de un libro tan rebosante de matices como este. Descuartizar un original con la maestría con la que lo hace Ferrater para saber cuántos grados literarios contiene un libro y que tú puedas leerlo es un lujo, sobre todo para quien ama a los libros.
No es un libro para todos los públicos. Esto se avisa. No voy a engañar a nadie.
Yo, como pueden leer, no he aprendido todavía a reseñar pero no se preocupen, soy joven e imberbe.
Acabo con algunos fragmentos elegidos al azar:
«Dos Passos no sobresalió nunca como estilista, pero da bastante congoja verlo recurrir a un tópico periodístico tan trivial […] el libro no es tan repugnante como ridículo; y, por desgracia, no acierto a encontrar ningún consuelo mejor.»
«Un libro extraño, repleto de cosas interesantes en sus detalles pero absurdo en su conjunto.»
«Una estúpida novela comercial, de base pornográfica y estilo truculento (plagiado de James M. Cain), que no merece mayor comentario ni puede soñarse en traducir.»
«Bien, un debate sobre Roussel se plantea en términos muy simples. Solo tenemos que discutir una cosa: la supuesta capacidad de asimilación del público.»
«El libro es simpático, pero no es muy bueno. Es increíblemente ingenuo y denota falta de experiencia, es terriblemente provinciano en sus presupuestos morales (en particular sobre el sexo), tiene un ritmo demasiado lento y está deprovisto de acontecimientos reales y sustancia argumental, se apoya demasiado en matices “simbólicos”, abusa del relleno a base de trucos infantiles (tales como fumar un cigarrillo y escuchar discos), y está muy trasnochado en sus técnicas: está escrita con recargamiento a la manera francesa de hace cuarenta años, y la estrafalaria discusión sobre nombres que ocupa muchas páginas (y que proporciona el título: Puedes llamarme Eurídice) parece proceder de un Giraudoux sin ingenio. Pero el autor parece ser muy joven, y es de esperar algo mejor en su segundo intento.»
El libro podéis adquirirlo en estas librerías de Málaga, Valladolid, Dos Hermanas y Exeter (U.K.). Y cómo no, en guepardo Amazon. Yo no me lo pensaba, amiga.
Gracias por la recomendación, Blumm. La próxima vez intenta que Álvaro Colomer, Javier Avilés, Carlos Tongoy, Alberto Olmos, Antonio José Alcalá y Miguel Alcázar sean «señoritos» y Tanit y yo «tipas», y a ver qué pasa. Saludos.
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«Tipas» es cacofónico y con matiz despectivo y «señoritas» es término con el que quería demostrar amabilidad y cortesía. Ambos vienen en la RAE, tipa Hanna O. 😉
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la rae es la caspa. lo que pretendo decir es que si no llamas señorito a, digamos, Javier Avilés, no me llames señorita a mí. Suena condescendiente y decimonónico.
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Caspa o no, es la RAE. Respeto tu interpretación, que no es la mía porque ni he querido ser condescendiente ni decimonónico. Pero eso, da igual.
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