Quince páginas leídas y aseguro que La fiesta de Gerald contiene los suficientes ingredientes para avanzar sin problemas hasta el final. Abandonaré cualquier novela que no me enganche en las treinta primeras páginas. Se aprende a destilar entre tanto hilo musical para ascensor. También he dejado de leer originales y manuscritos. Solo tengo pendiente la lectura de uno que es de la persona que me regaló La fiesta de Gerald. Estoy esperándolo. Ya no podré invertir tiempo a esa actividad entre otras razones porque no quería deprimirme; ni aunque me paguen por leerlos.
Hablaba de Coover que consigue engancharme a su novela en quince páginas por:
1. La dedicatoria.
2. Las dos primeras frases de la novela: hay una muerta: «Ninguno de nosotros reparó al principio en el cadáver. No hasta que Roger se abrió paso preguntando si habíamos visto a Ros».
3. Los quince personajes que aparecen en las quince primeras páginas: Ros, Knut, Vic, Gerald, Naomi, Dolph, Kitty, Mickie, Yvonne, Woody, Cyril, Peg, Patrick, Alison y Tania. Está claro, va a ser toda una fiesta.
4. El tipo de personajes que ha presentado, con su lascivia y su cultura:
- «Kitty, la mujer de Knut, abrazaba a Dickie y él, juguetonamente, le metía las manos entre las piernas.»
- «¿Sabes?, apuesto a que eres un de esos hombres —dijo ella, como si hubiera llegado a una especie de decisión, con la voz impregnada de intimidad y, sí, de una especie de temor (lo noté y me acerqué más)— que solían creer, hace tiempo, que cada coño del mundo era algo milagrosamente diferente.»
- «Alison lamió el cubo de hielo antes de dejarlo caer en su vaso de vermut.»
- «Me entiendo mejor a causa de esa mujer.»
- «En Babilonia, sabe, ahogaban a los tíos que vendían la cerveza demasiado barata… ¡Vimos los hoyos donde los metían!»
Me ha gustado el comienzo de La fiesta de Gerald y me ha enganchado. En la Biblia, por ejemplo, que también he empezado a leerla —a ver si soy capaz de terminarla—, todo es más crudo, por lo menos en el Génesis (31, 35): «Raquel dijo a su padre: “No te enfades, señor, si no me levanto en su presencia; es que estoy con la regla.» (Cervantes hubiese escrito está con el mal mensil). ¿Qué escondía Raquel debajo para no levantarse ante Labán, su padre?
Un comentario en “La fiesta de Gerald, de Robert Coover”