
El siguiente texto se extrajo del «Pórtico» que escribió Ricardo Menéndez Salmón para…
Pero debo contar una historia.
Un día, hace tiempo, una de esas personas empeñadas en creer que la literatura todavía sirve para algo me invitó a formar parte de un jurado. Dudo que sea imaginable un ruego más perverso. Pero uno, que es educado y no sabe negarse, cuando en realidad desearía ser Thomas Bernhard y mandar a la mierda a la entera sociedad filantrópica vienesa, acepta y lee los engendros, bodrios y patéticos testamentos que doscientos aspirantes a escritor endosan como cheques falsos. Juro por el santo patrono Job, paladín de los pacientes, que no hay mayor mugre sobre esta Tierra que la incontinencia literaria.
De pronto, entre toda esa basura, un rayo de luz. Mejor dicho, un puñetazo de luz, un póquer de páginas que convierte en amable semejante suplicio.
Se abre la plica. (Emoción y suspiros).
Se desdobla una página. (Sudor y palpitaciones).
Se consultan los datos. (Redoble de tambores).
Y ahí, negro sobre blanco, alguien dice llamarse (anticlímax):
Luis
Luis Rodríguez
Luis Rodríguez Rodríguez (sic)
Ayer empecé a leer Novienvre (KRK ediciones, 2013) de Luis, Luis Rodríguez, Luis Rodríguez Rodríguez. Ya os contaré. Lo que sí tengo claro es que voy a leer la obra completa de Luis, Luis Rodríguez, Luis Rodríguez Rodríguez. La obra completa de Luis, Luis Rodríguez, Luis Rodríguez Rodríguez son dos novelas. Sí, completa: La soledad del cometa y Novienvre.
Grandísima novela.
Me gustaMe gusta
Qué alegría leerte por aquí. El prologito de Salmón espectacular. Ya te contaré.
Me gustaMe gusta