Inauguramos con esta entrada el «posteo» y «postureo» de mostrar qué adquiero y por qué lo adquiero. Algunos libros, para qué negarlo, me servirán en invierno para encender la chimenea de la casa rural donde me encierro a escribir relatos. Estoy haciendo un máster en Narraciones fantásticas con personajes inhumanos: el perro, el gato. La vida urbana trae estas consecuencias.
¿Qué es un dildo, Alberto? Me preguntan… Su imagen se extrae por contexto pero quieren saber qué es un dildo y para qué sirve, también su etimología, esa SEMiótica imprecisa e inventada. Me preguntan…
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Probablemente el otro que no recuerdes sea Así de loco te puedes volver. Salvo ése (que no se encuentra ya, dicen las malas lenguas, por los esfuerzos del propio autor en hacerlo desaparecer) y unas doscientas páginas de Alabanza, es lo único de Olmos que me queda por leer. Igual que te sucede a ti, Olmos es una pequeña obsesión. y a pesar de que Alabanza no me esté conquistando, sé que reincidiré una y otra vez. Hay algo adictivo en esa prosa.
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